Mujeres que corren con los lobos

Mujeres que corren con los lobos

 

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Clarissa Pinkola Estes

 

¿Cómo influye la Mujer Salvaje en las mujeres? Teniéndola a ella por aliada, jefa, modelo -y maestra, vemos no a través de dos ojos sino a través de los ojos de la intuición, que tiene muchos. Cuando afirmamos nuestra intuición somos como la noche estrellada: contemplamos el mundo a través de miles de ojos.

La naturaleza salvaje acarrea consigo los fardos de la curación; lleva todo lo que una mujer necesita para ser y saber. Lleva la medicina para todas las cosas. Lleva relatos y sueños, palabras, cantos, signos y símbolos. Es al mismo tiempo el vehículo y el destino.

Unirse a la naturaleza instintiva no significa deshacerse, cambiarlo todo de derecha a izquierda, del blanco al negro, trasladarse del este al oeste, comportarse como una loca o sin control. No significa perder las re-laciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos humano. Significa justo lo contrario, ya que la naturaleza salvaje posee una enorme integridad.

 

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«Los Siete Caminos de la Mujer»

 

 

 

 Un mito sioux, el de la Mujer Búfalo Blanco describe las siete etapas que sigue la mujer en su camino hacia la autorrealización. El origen del mito Lakota es conocido como «El camino de la belleza» y es un ritual sagrado que dura toda la vida.


1. El camino de la Hija
Este período comprende desde el nacimiento hasta la aparición de la primera regla. Todavía es una niña, física y psíquicamente dependiente, mentalmente receptiva, que absorbe todo tipo de enseñanza, ejemplo o estímulo que se le presenta. Si todas estas influencias exteriores son apropiadas, estructuradas y emocionalmente equilibradas, la niña desarrollará el equilibrio, respeto, dignidad y confianza en sí misma que luego necesitará como recursos para llevar una vida en armonía con todo lo existente.

2. El camino de la Mujer
Abarca los años en que una mujer desarrolla la autoconfianza, aprendiendo a controlar su vida independiente de los adultos. Aprende a través de la experiencia personal, desarrolla sus propias respuestas emocionales y mentales y elige sus relaciones. Empieza a explorar su sexualidad y a construir su espiritualidad. Son los años en los que empieza a conocerse y, poco a poco, llega a ser una persona responsable y madura (en nuestra sociedad actual este período va desde la adolescencia hasta los 28-32 años).

3. El camino de la Madre
Desde el punto de vista espiritual, el nacimiento de un hijo es el evento más importante de la vida de una mujer; ya que entonces entra a formar parte de la comunidad espiritual femenina. Al cruzar la frontera entre la vida y la muerte con el parto es recibida en la comunidad de las matronas, donde inicia la verdadera enseñanza. En el camino de la madre, la vida espiritual de la mujer pone sus raíces y florece: no hay que olvidar que en muchas culturas antiguas el dar a luz simbolizaba para la mujer una iniciación.

4. y 5. El camino de la Recogedora y el de la Ritualista
Ambos caminos son tan antiguos como la raza humana. Recoger es una disciplina que requiere respeto antes que nada; desarrolla poderes especiales de observación y discernimiento en el conocimiento de las estaciones, del clima, de la astronomía y de la curación. Armada únicamente de conocimiento, de intuición y de oraciones, la mujer recolecta gran cantidad de plantas y de sustancias minerales para la cocina, la magia, la higiene y la cosmética. La recogedora tiene que conocer perfectamente dónde y cuándo encontrar lo que necesita, la forma más adecuada de conservar, almacenar, preparar las sustancias y utilizarlas en condiciones que resulten eficaces e inocuas.

Una Mujer Medicina nativa nunca aplica el mismo remedio al mismo síntoma físico en distintos pacientes, ya que trata al ser en su totalidad. Para ella «hacer medicina» es conocer al paciente, a su familia, su condición espiritual, mental, física, ambiental y social, y cómo combinar todo esto en el proceso de curación.

Una Mujer Medicina que no consigue equilibrio, responsabilidad y ser consciente puede suponer un desastre para toda la comunidad, porque el poder de la mujer es grande, y cuanto más desarrolle la disciplina y la devoción, más aumentará su poder.

6. El camino de la Maestra
Aprendiendo, experimentando, alimentando y trabajando la mujer alcanza la edad en la cual se vuelve transmisora de sabiduría espiritual y social. Es compartiendo con los demás las técnicas, las teorías y las experiencias que ha vivido como llega a ser una maestra. Entra en la menopausia tan profunda y madura como la fruta, como la flora.

El modo en que una anciana enfoque su habilidad y su sabiduría depende de la naturaleza del trabajo espiritual hacia el cual ha sido conducida. Gran parte de su enseñanza se transmite a través del ejemplo; ella es un modelo para las mujeres más jóvenes en el camino, y su presencia y esencia revitalizan y enriquecen la vida de su comunidad entera.

7. El camino de la Sabia
Alcanzada la vejez, la chamana entra en el período de la maestría, habiendo desarrollado una verdadera sabiduría. El sentido del equilibrio que caracteriza al universo es ahora parte profunda de ella, así como el sentido del humor.

Existen otras formas de autorrealización, pero este bellísimo ritual nos recuerda que no hay que quemar etapas sino vivir con entrega y aceptación todas las experiencias que nos llegan, sean aparentemente buenas o malas, porque es lo que nos toca vivir, y probablemente es lo mejor que nos puede pasar.

A menudo las grandes enseñanzas las encontramos en las pequeñas dificultades diarias, por esto el «camino de la madre» y el de la “recogedora” son las etapas más difíciles en la vida de una mujer; es el camino de sacrificio del ego y el aprendizaje del amor no egoísta, requisitos esenciales para el desarrollo de una conciencia espiritual y cósmica.

Estos siete caminos son los de toda mujer que quiere incrementar su poder espiritual a través de toda una vida, recordando que cada prueba o dificultad que vamos superando es un paso más que vamos dando en nuestro viaje hacia la totalidad.

Imagen: Mariana Acera.
Tomado de Luna Mistica

Basico de Arquetipos femeninos

Los seres humanos vivimos en una sociedad, tenemos una religión y formamos parte de una familia. Estos tres grupos nos dan patrones de conducta que nos rigen a lo largo de nuestra existencia. Muchos son esquemas básicos de comportamientos internos, innatos y latentes que se hallan arraigados en nuestra mente y que forman parte del inconsciente colectivo, a los que el psicólogo suizo Carlos Gustavo Jung (1875-1961) llamó arquetipos.   Éstos se manifiestan a nivel personal (a través de los complejos) y a nivel colectivo (como características de todas las culturas). El arquetipo es una especie de conocimiento con el que todos nacemos y todos compartimos de manera inconsciente. Es un símbolo universal que se encuentra especialmente en la religión, la literatura y la mitología. En esta última, diosas y dioses se representan como fuerzas poderosas invisibles que modelan nuestra conducta e influyen en nuestras emociones.   Conocerlos, aceptarlos y amarlos nos da poder personal, pues los arquetipos no son más que partes de nosotros mismos. —Todas las mujeres tienen en su interior 7 diosas arquetípicas que nunca las abandonan (los hombres tienen sus propios dioses)

Las vemos cuando en nuestro interior tenemos una contradicción, algo no resuelto, algo que está fuera de lugar en nuestra vida, que no va con nuestros valores o nuestras metas o choca con nuestra realidad. Pueden darnos importantes lecciones de vida si las sabemos escuchar y nos dejamos guiar por ellas.   Se manifiestan en nuestra vida en diferentes circunstancias o situaciones, ya sea en la chica que deja su casa para iniciar su propio camino (Perséfone), en la mujer casada (Hera) que está por iniciar una aventura amorosa (Afrodita); en la joven que deja su carrera (Atenea) para formar una familia (Deméter), en la ejecutiva de alto nivel (Artemisa) que sueña con casarse (Hera) o en la intelectual de renombre (Atenea) que desea desarrollar un camino espiritual (Hestia).

Para tomar una decisión es necesario que la interesada haga un viaje interno, vea su historia personal, haga contacto con ella, conozca a la diosa que la ha estado dominando a lo largo de su vida y descubra cuál es la que le permitiría alcanzar la plenitud. Cuando se lleva a cabo un círculo de las diosas, la persona adquiere la capacidad de utilizar la entidad más adecuada en cada situación y conseguir armonizar a las diosas, que están en su interior. Para ello es importante que conozca y de adentre en mitología griega, que haga lecturas, vea películas, comparta sus experiencias, trabajé con ella misma y que trascienda lo que necesita. Cuando descubrimos nuestro mito, podemos ser y hacer aquello para lo que hemos nacido

Las 7 diosas  ¿Cuál es tu diosa?   Hera: Esposa de Zeus. Es la señora esposa. Diosa del hogar, de la familia, del matrimonio. Símbolo de la fidelidad y el compromiso. Es majestuosa y solemne, pero también celosa, vengativa y misógina. Representa el matrimonio.   Deméter: Es el símbolo absoluto de la madre (la tierra cultivada). Una vez que llega a la vida de una mujer, siempre está presente. Diosa de la fertilidad. Es la antorcha que ilumina el camino, pero también puede ser, en su lado obscuro, manipuladora, controladora y rescatadora. Representa la maternidad.   Perséfone: Es la hija de Deméter (la madre). Intuitiva, mágica, abre caminos, contacto con la psique, inicia un ciclo y empieza otro, deja de ser niña y se hace mujer. Su historia tiene un gran poder emocional. En su lado negativo es inclemente y egoísta. Representa el llamado místico.   Artemisa: Hija de Zeus y Latona. Divinidad de la caza, diosa de la luna, soltera por excelencia, audaz, intrépida, independiente, deportista. Se siente completa sin un hombre. Defiende el derecho de las oprimidas. En su lado negativo es fría, se olvida de su parte seductora y considera al hombre su enemigo, puede ser vengativa, celosa y competitiva. Representa el éxito en la carrera o en la profesión.   Atenea: Nació del cerebro de Zeus. Es la hija de padre, inteligente, independiente, guerrera, exitosa, sabia, generosa, diosa de las de las artes, amante de la justicia. Soltera por excelencia. En su lado negativo suele ser misógina, egoísta, soberbia y poco sentimental. Representa el llamado de la sabiduría, de lo intelectual, de la academia.   Hestia: La diosa del hogar, de la cocina, la paz familiar. Es serena y modesta. Antiguamente representaba a la típica “solterona”. En su lado obscuro es resentida, aislada y amargada. En su luz, es mística, interesada en desarrollar un camino espiritual. Representa la llamada espiritual.   Afrodita: Nació de una gota de sangre del dios Urano. Diosa del amor, de la vida, de la belleza, de la pasión. Se mantiene eternamente joven y sexy. Es también la diosa de la creatividad. En su lado negativo es competitiva, le gusta llamar la atención masculina, es frívola y caprichosa. Representa el llamado del amor y de la pasión.

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La sangre mensual

La sangre es la sabia universal que contiene la memoria de eso que somos. La mujer es el reflejo de la Madre Tierra, pues nuestro universo es creado dentro del útero de la Madre Tierra y nosotras nos conectamos con la tierra desde nuestro útero. Somos Entidades encarnadas bajo los múltiples arquetipos de la Diosa. En las culturas primitivas se veneraba la sangre menstrual como resultado de la energía de la Tierra manifestada en este plano.
Con el nacimiento de las primeras religiones ese poder femenino, fue sustituido por el derramamiento de sangre procedente de las batallas o guerras entre los pueblos. En la edad media «la menstruación» fue un símbolo de brujería y tabú. En algunas culturas indígenas se consideraba que la adolescente al recibir su primera regla era poseída por los malos espíritus, así recibía una iniciación donde era apaleada hasta que los espíritus se marchaban. Otras culturas sin embargo, consideraban la regla como la primera conexión con la Pacha Mama, así las muchachas, llegado el día, se embadurnaban de barro como símbolo de su primera conexión con Gaia.
Durante la inquisición la mujer fue cruelmente perseguida. En este tiempo relacionaban a la doncella menstrual con el diablo. A los hombres les estaba prohibido tocar a la menstruante. La menstruación termino convirtiéndose en el síntoma de una enfermedad desconocida. La tradición popular tilda a la menstruante en esos días como enferma o «mala».
No son una novedad los síntomas relacionados con la menstruación. El «Síndrome Premenstrual», se manifiesta con una serie de síntomas físicos y de conducta. El dolor menstrual es una realidad nuestros días y en el mercado existen toda clase de medicamentos a tal efecto. Estos síntomas son el resultado de una creación de la consciencia colectiva que ha sido proyectada sobre las mujeres a lo largo de la historia.
A nivel emocional los cambios de actitud son muy latentes, y hasta que la mujer no comprende sus ciclos no estará habilitada a vivir sus procesos menstruales en comunión con su naturaleza femenina.
Todo esto es debido a una falta de comprensión de lo que realmente esto simboliza.
Cada mujer desde la pubertad hasta su madurez vive procesos de contracción y expansión cada 28 días. Estos 28 días coinciden con los ciclos lunares. Cada ciclo lunar esta asociado a un arquetipo dentro del ciclo de la creación. Así la luna llena representaría el ovario fecundo o el ovario no fecundo, que es devuelto a la tierra. La semilla de vida es retornada en forma de sangre o en la manifestación de un nuevo ser.
La mujer convive con 4 arquetipos distintos dentro de si misma, cuatro visiones distintas del mundo. Así podemos entender porque la ley del cambio opera dentro de nosotras de forma vertiginosa. Somos Diosas en acción. Entender nuestras fases menstruales en relación con las fases lunares nos abre una puerta al entendimiento universal de nuestra presencia en la tierra.
Cuando estamos con nuestra regla tenemos una conexión directa con el creador y con la Madre Tierra. Esta fase correspondería a lo que es la Luna llena que esta directamente relacionada con el arquetipo de la Sacerdotisa del tarot. La sacerdotisa representa la conexión con el cielo y la tierra, manifestando dicha unión desde la naturaleza mas intima con el creador. Es el tiempo de mayor conexión. Por eso en ceremonias las mujeres que están en este ciclo lunar deben ejercer de sacerdotisas pues sostienen ambos planos (cielo y tierra) desde su útero. En este tiempo manifestamos nuestro poder de co-creación en comunión con la naturaleza.
Cuando la luna esta menguante entra en la fase de la Mujer Sabia, en este tiempo atravesamos estados de aislamiento para poder hacer aflorar el inconsciente. Es el tiempo de la visión interior. Estos son los días en los que no nos apetece hablar ni ver a nadie, esto es debido a que a un nivel inconsciente sentimos la perdida de esta sangre como una posibilidad perdida de haber creado una nueva vida. A nivel físico experimentamos una perdida de minerales, a un nivel inconsciente experimentamos la bajada a nuestro infra-mundo donde nos enfrentamos con nuestra sombra, permitiendo que aflore purificándose para dar la bienvenida al nuevo ciclo.
La luna nueva nos trae la energía de la Madre, en este tiempo es donde plantamos la semilla de los planes futuros. Es donde nutrimos estos planes para que se den de acuerdo con las leyes del creador. La reserva, el mimo y cuidado con el que nutrimos nuestros asuntos es de vital importancia durante este ciclo.
La Luna Creciente nos conecta con la energía de la Chamana, aquí sentimos la fuerza creadora, creciendo en el útero, una nueva posibilidad de engendrar una nueva vida. En este tiempo nos sentimos mas seductoras y nuestra energía se manifiesta con la fuerza de pura vida.
La causa de que la Regla haya sido un tema tabú hasta nuestros días no es otra que la de permanecer desconectadas de la Madre Tierra, desconectadas de nuestra naturaleza. Conectarnos con nuestra LUNA ROJA es volver a recuperar nuestra condición natural. Nuestra sangre tiene toda la información genética de nuestros ancestros. Somos el ultimo eslabón de esa cadena. Como mujeres además tenemos la conexión directa con el planeta Gaia. Establecer esa conexión es despertar a una consciencia mas universal.
Nuestra sangre es portadora de pura vida, su poder sanador es ilimitado. Ofrendarla a la tierra nos conecta con las memorias ancestrales del planeta, permitiendo que afloren en nosotros cualidades y capacidades que permanecían dormidas dentro de nosotras. Es conectarnos con la Madre con todo su potencial de vida. Cuando desechamos nuestra sangre a la basura estamos conectándonos con los desechos artificiales creados por el hombre. Cada mes ofrendarle a la Madre Tierra tu sangre, ella te devolverá tu ofrenda con creces. Esa relación con la madre es intima. Recoge tu sangre cada mes y busca un lugar en la naturaleza que tu sientas. Al principio puedes pedir ayuda para que los desechos energéticos que hay en tu sangre sean transmutados por la tierra. Cuando hacemos esto la Madre Tierra transmuta los bloqueos energéticos que estén afectándonos.
A través de una alimentación adecuada (basada en el consumo de grano integral) tu sangre se convierte en un reclamo de unidad con la madre que ella reconocerá, aumentando así el proceso de sanción del planeta. Cuando un mujer abre su consciencia la actitud de esta afecta a la consciencia femenina de todo el planeta.
Cuando entregamos nuestra sangre en un lugar concreto tomamos la energía de ese lugar, creando así una red de vida a lo largo y ancho del planeta.
Siéntete libre de compartir esta información con todas las mujeres que conozcas y feliz regreso al hogar de la madre!!!!
Roberto Trevilla envió este mensaje a los miembros de SINCRODESTINO 2012..¡¡ EL TIEMPO ES AHORA.!.